El viejo prostático y el baño público


Hay algo que me está empezando a preocupar y son los veteranos y no tanto que sufren de problemas de próstata. Pero no me preocupan por su situación de salud, sino por imaginar y pensar en cuando tienen que utilizar los baños públicos.

Los baños públicos, baños que nadie puede negar que están en una constante evolución, para bien o para mal pero constante evolución y ejemplos de eso hay varios, desde la evolución de la placa turca y el mingitorio a la cabina individual con water casi reluciente; y voy a hacer una primer pequeña pausa porque acabo de tirar un concepto que tal vez muchos no conozcan, la “placa turca”; la placa turca es ese elemento que se posaba sobre el suelo, con un agujero en el medio, y dos superficies a cada lado para apoyar los pies, y en donde uno tenia que hacer malabares para poder embocarle a ese agujero negro, que parecía no tener fin, y que por suerte, seguramente por denuncias de personas extraviadas, porque si te llegabas a resbalar olvidate de que te encontraran, te caías al agujero y chau vida, evolucionaron a esos water’s que se autolimpian, y mantienen con jabón y fragancias (agradables) permanentemente.

Otro ejemplo de “evolución” han sido las canillas de los baños. Pasamos de la canilla clásica donde uno tenía que girar para que saliera agua a criterio de uno, con mas o menos fuerza, a los monocomandos, de los monocomandos a los de sensor de presión, donde uno apretaba un botón para que saliera agua, agua que salía como un chorro a presión por dos segundos y que a no ser que fueras un ninja o Neo en la Matrix pudiendo parar el tiempo, era imposible lavarte las manos, porque cuando recién arrancabas ya se terminaba el chorro, y ahí tenias que volver a apretar, y era un juego perverso de casi masturbación a una canilla, con el fin y el propósito de acabar con agua en las manos.
 

Pero sin querer irme mucho del tema con el que arranqué, voy a hablar de las luces de los baños, porque también las hemos visto cambiar en tiempos relativamente cortos, desde la llave común, a las que tenían un tiempo de encendidas para apagarse, y viendo como última novedad aquellas con sensores de movimiento, y es acá donde lo vuelvo a traer al señor prostático. Para los que no saben, los problemas prostáticos llevan a tener una sensación de querer ir al baño seguido, pero que al mismo tiempo llevan a que las personas que lo tienen tengan que estar un buen rato esperando para ver salir dos gotas y ahí es donde los sensores de movimiento de las luces les cagan (o les mean) las vidas, porque el señor está en una situación de sumisión total, esperando por ver salir algo de su cuerpo, cuando se le apagan las luces, y créanme, que adentro de una cabina de un baño, por mas manotazos que manden, por mas que traten de estirar el pie por debajo de la puerta, nada va a hacer que se vuelva a prender la luz.

En fin, hay cosas que están en una constante evolución, y otras que permanecen estancadas, como el papel higiénico en los baños, que son como la leyenda urbana del chupacabras, dicen que está ahí, pero en verdad, nunca está; y por eso mismo no sigo escribiendo, porque la hoja que uso de borrador la voy a tener que cortar para limpiarme, y además, ya me están golpeando la puerta para salir, seguramente un viejo prostático con ganas de mear.

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