Tengo un hipster
La última incorporación en la empresa fue un “hipster”, y lo puedo decir ahora porque se tomaron el tiempo de explicarme que era eso, porque si vamos al caso, el día que lo vi entrar no sabia que era, o quien era; camisa con todos los botones abrochados, y digo todos, hasta el último, ese que te asfixia pero que a ellos les encanta llevar; el aspecto de la camisa vieja, pantalones de tela, también emulando a telas viejas, muy viejas; en la cara llevaba unos lentes que parecían directamente una ventana, grandes, también de aspecto avejentado, el pelo peinado hacia un costado, barba y bigote; unas zapatillas que soy incapaz de definir, un portafolio de cuero marrón...en fin, lo vi entrar y lo primero que me dijeron, supongo que para calmar mi cara, fue “es el compañero nuevo, un hipster” a lo que repregunté “¿un qué?, ¿un hamster?”, y créanme que me lo imaginé adentro de una jaula corriendo en una ruedita con una semilla de girasol en las patas, perdón, manos. En fin, no caía de mi as