La CIA, Wikileaks y las palomas mensajeras

En esta semana han salido dos noticias casi al mismo tiempo y con tanta diferencia que asusta. Por un lado tenemos a los señores de la CIA y los documentos de WikiLeaks que nos están informando de que somos y hemos sido susceptibles y espiados a través de cualquier artefacto que se conecte a internet, algo tan obvio y sabido como que todos los goleros que pasan por el arco de Peñarol terminan su carrera de ascenso para empezar la bajada, pero que aún así nos llama la atención e incluso nos entra una paranoia y una persecución importante cada vez que lo leemos o que sale alguna noticia sobre el tema; y por el otro lado tenemos al Ejercito Nacional con su sistema milenario de mensajeria, que no es otro que el de las palomas mensajeras, y que no son como las “rata con alas” que hay en las plazas, sino que las palomas militares son de linaje especial y criadas para volar hasta 1000 kilómetros diarios sin parar, sin dudas todo un logro.

Y lo peor, es que piensan que las palomas pueden ser un mejor servicio (por seguridad, porque si hablamos de rapidez la paloma deja mucho que desear) de mensajería, o sea, agarrar un bicho de esos, atarle un mensaje a una pata, decirle que vuele (vaya uno a saber en que idioma), y que llegue a destino sería mucho mejor que el uso de whatsapp, de twitter, de Facebook, incluso del querido y avejentado sms.

Solo imaginen las dos variantes: la CIA con una sala cubierta de piso a techo, con varias estanterías tapadas de servidores, luces verdes, rojas, amarillas prendiéndose y apagándose permanentemente, computadoras automatizadas, cables, cada tanto alguna pantalla que presenta algún dato que otro, cada tanto una persona que pasa a inspeccionar la situación, seguramente de traje, o un militar con el uniforme planchado como para el primer día de escuela; y el criadero de palomas del Ejercito, con un galpón lleno, de piso a techo, de jaulas, con la hermosa sinfonía de las alas golpeando con cada aleteo contra las maderas o las rejas, con el ruidito de “guu guuu guuu guuu” de las palomas, tarritos con agua y semillas, y varios señores caminando, seguramente con algo parecido a bolsas de nylon cubriendo su cuerpo, con varias manchas como resultado de reacciones escatológicas del palomerío, y un militar en la puerta del galpón moviendo la cabeza afirmativamente mientras lo acompaña con un pensamiento de “este va a ser un buen año de cría”.

Pero no nos vamos a estar engañando, el presupuesto militar uruguayo no será el más adecuado, no así la caja militar, que bastante bien está, la situación actual habla de aviones en la ruina que ya fueron dados de baja en la mayoría de los países, hablamos de uniformes pixelados que ya se demostró que poca utilidad tienen (sin entrar en detalle de los tamaños de los mismos, que bastante chicos vinieron), hablamos de un ejercito nacional que vive una situación extrema cuando los sacan a limpiar los contenedores de basura, o a vacunar ganado para que no entren infecciones, así que hablar que el mejor servicio de mensajería que tenemos sea una paloma va en concordancia con la situación.

Mientras tanto, y mientras mejoramos nuestra situación, me alegro de no haber seguido la carrera militar, que el futuro en un probable enfrentamiento bélico dependa de una paloma para conocer que rumbo o que estrategia tomar me pone un tanto nervioso, porque la paloma es tonta por naturaleza, a la primer plaza que vean se para, a la primer miga de pan que sientan se la van a comer, el primer aguilucho que pase se la morfa, y cualquier niño/adolescente/joven con una chumbera de aire comprimido la baja del aire seguro.

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