Sobreviviendo a los conciertos


Llega una etapa en la vida que uno empieza a valorar elementos que antes daba lo mismo que estuviera o no, por ejemplo, cuando te invitan a un concierto y vos respondes con una pregunta: “¿hay donde sentarse?”, porque el asiento pasa a ser un elemento fundamental para poder disfrutar cómodamente de algunas cosas que antes disfrutabas sin prestarle atención a nada.

Y créanme que supe estar adelante, en el medio, en el foso y supe sobrevivir, al grito de guerra y de honor, similar al de bajar al propio infierno y volver sano y salvo de el, y poder seguir contándolo a las generaciones futuras. Sobreviví al cigarrito ese que pasa adelante tuyo con olor dulzón, en el mejor de los casos, que no está formado por tabaco, sobreviví a las bebidas que uno tiende a comprar, que ya de entrada de las dan en un vaso cosa de que no sepas realmente que estás tomando, y sobreviví y sobrevivió el taradito que se te para al costado a hacer pogo, saltando como un desequilibrado mental, porque no le importa que está sonando, el tipo de empieza a saltar con la primer nota musical que escucha, así sea un concierto de piano clásico; y sobreviví y sobrevivió a que no lo terminara matando yo, el que se te para del otro lado del que hace pogo y te canta todas las canciones, “hola, pagué la entrada para ver y escuchar al señor que está ahí adelante, no para escucharte a vos, haciendo un cover o un playback malo, porque todavía no te sabes todas las letras y lo rellenas con sonidos guturales espantosos”

Pero bueno lo que les contaba antes es siempre y cuando pudieron llegar a la puerta, y lograron entrar, porque vamos que hay conciertos y conciertos, no hay que irse muy lejos en el tiempo como para entender esto, hace unos pocos días fue el concierto del “mítico” Indio Solari en Argentina con los resultados que ya se saben, con los heridos, los muertos, los que todavía siguen desaparecidos, las familias que todavía siguen esperando que llegue algún hijo, hermano, o familiar y cuesta buscarle un costado irónico o gracioso a la cosa.

Seguramente los que lograron sobrevivir, tendrán cuentos para ratos, de cómo lograron pasar esa noche, y como lograron llegar a sus casas, aún en los patéticos camiones de basura en donde los terminaron trasladando como si fueran ganado derecho al matadero; seguramente contarán con orgullo que estuvieron en el concierto que el Indio Solari realizó para mas de 200.000 personas; el tiempo olvidará lentamente a los muertos y seguirán existiendo estos pseudo creídos dioses que se hacen llamar artistas a los que miles de personas seguirán ciegamente.

Y cada vez más, por viejo, o porque simplemente me gusta un poco mas la tranquilidad, preferiré ver un concierto por televisión, o en el mejor de los casos, ir a un concierto de eos llamados “íntimos” en los que unos pocos disfrutemos un rato de música, aún si tengo que aguantarme durante todo el rato a un tipo cantándome todas las canciones, aún si tengo que tomar quien sabe que cosa que me den en un vaso, porque sobre todo, lo que mas valoraré y a lo que mas importancia le doy, es que cuando me den ganas de ir al baño, voy a poder ir, sin tener que hacer filas, y sin terminar meado en plena horda de fanáticos.

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