La invasión silenciosa

No quiero ser alarmista ni extremista pero quiero aprovechar este espacio que me autoadministro, regulo y me genero para alertarlos y concientizarlos de que estamos siendo testigos de una invasión silenciosa por parte de unos seres que podríamos decir que son de tamaño pequeño, tienen un color extraño y hablan bastante raro, incluso intentando imitar el español, y se que la mayoría ya está pensando en extraterrestres, en series como V-Invasión Extraterrestre, en mi amigo el marciano, alguno estará recordando de ese encuentro cercano que tuvo una vez o que piensa que tuvo, o del ovni que vio volar en el cielo y que le sirvió para entender que no estámos solos en el universo, PERO NO, no hablo de los extraterrestres, hablo de una invasión que se da en nuestro propio mundo, por habitantes de nuestro propio mundo, hablo de los chinos!!

Si, los chinos nos invaden, por mas que les parezca algo alocado, es una realidad, y creo que hay una frase que todos decimos, “los chinos son todos iguales”, como si estuviéramos hablando de que es la primer raza que se auto-clona, pero sinceramente creo que esa frase nadie se atreve a completarla por miedo que nos aparezca el espiritu de Bruce Lee y nos rompa la cabeza o el Sr. Miyagi y nos haga pulir y lustrar todo el estacionamiento de la fábrica de Fiat, pero yo voy a tirar la piedra, ¿no será qué todos pensamos que “los chinos son todos iguales” (¿de feos?, ¿de extraños?, ¿de sospechosos?, ¿de curreros?)?

Los chinos, una civilización milenaria que entre otras cosas parece adorar a un gato gordo, sentado, parecido a Garfield pero embalsamado que lo único que hace es mover un brazo, como si estuviera en un recital de rap, una civilización que nos ha dado cátedras de lo que es la paciencia, y para eso hay miles de ejemplos, desde el origami a la Gran Muralla China, pero sin irnos del tema, también nos muestran su paciencia en esto de la invasión, porque no salen como vikingos y desequilibrados a conquistar el mundo todos juntos en un mismo momento, creo que si lo hicieran a estas alturas estaríamos todos atornillados al piso con un plato de arroz al lado, y armando championes nike, y ni hablar de aquel mito, o realidad, de que si saltan todos los chinos juntos al mismo tiempo sacarían de rotación a la Tierra (me parece un poco exagerado, pero, no me animaría a pedir una demostración), la invasión también la hacen con paciencia.

Un día vas caminando tranquilamente por la calle, y de la nada, y de un día para otro, te instalaron un almacén o un supermercado, o un restaurante chino. EL RESTAURANTE CHINO que tema! Casi todos pasamos por delante de uno, e incluso, algún valiente se atrevió a entrar a esos locales, adornados con carteleria llena de dragones rojos, globos colgantes, letras doradas que ya llaman la atención desde afuera (por la linda decoración o por el aspecto de suciedad que ya parecen mostrar).

Y ahí nos acercamos a la puerta y cuando nos disponemos a abrirla ya un chino desde adentro la está abriendo para darte la bienvenida en algo parecido al español. Respondiendo a ese gesto largas un “Gracias, buenas noches, quería pasar a cenar”, a lo que el chino responde con un “Cenar, si” acompañado de una sonrisa sospechosa. Te acompaña a la mesa como un guardaespalda, y se queda parado al lado tuyo, lo miras y le decís “Me podes traer la carta” y responde con un “La carta, si” nuevamente acompañado de esa sonrisa. Y acá hago una pausa, porque el chino también tiene eso, el chino es amable y atento, siempre pendiente de uno, y utilizando la última palabra de tu frase para acompañarla con un “si” y siempre con una sonrisa, cada cosa que le digas, el chino va a agarrar la última palabra y la va a acompañar de un si, “hola, quiero un plato de arroz con cerdo”, “cerdo, si”, te trae el plato, arroz con algo que no se sabe que es, pero que no es cerdo, “pedí arroz con cerdo”, “con cerdo, si”, y al final te lo terminas comiendo porque te convenció o porque te pudriste directamente y acá es cuando te das cuenta el porque de la sonrisa sospechosa del chino en el restaurante, el chino se te está riendo en la cara porque él es el único que sabe realmente lo que vas a comer.

Asi, que mi consejo, antes de que nos volvamos una provincia de china, es que se aprendan alguna palabra en mandarín, tengan de amigos a los chinos del barrio, y empiecen a ir a cursos de costura y manufactura porque nos van a clavar.

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