Exceso hormono-fiestero

"Vamos a tranquilizarnos un poco!" fueron las últimas palabras que salieron de mi boca. Me cansó, me cansan las personas que te inventan fiestas para todo, estámos en octubre y ya arrancamos con las colectas para las fiestas de fin de año, y andá pensando que si tenés varios grupos sociales, trabajos, amigos, y familia, te vas a fundir económica y físicamente si queres participar en todas. Fiesta en el trabajo, fiesta con los amigos mas reducidos del trabajo, salida con los recontra reducidos compañeros de trabajo, con los que vas al club, la familia, con los que te cruzaste en la esquina por primera vez el otro día, y con los vecinos que nunca cruzaste palabra.

Como sigue siendo poco, vamos a sumar que empezamos a festejar cuanta cosa se nos pase por delante, desde que apareció el perro que estaba perdido de alguien que no conocemos, que alguien sacó el 5 de oro, que cobramos, que se me murió el hámster, que renuncié, que vivo en la calle, que en Brasil ganó Bolsonaro, que en Uruguay Amado se fue con los Independientes, y que Pierre Webó volvió a Nacional.

No puedo seguir ese ritmo exagerado, no se si porque soy amargo, estoy cansado, o vivo en tranquilidad, acepto cualquier rótulo que me quieran poner, a esta altura no me voy a ofender, pero sea por una u otra causa, trato de huirle o simplemente ignorar toda esa revolución hormono-fiestera que desprenden algunos, van enchufados a 440 cuando yo me tomo la vida a 110.

Gran intriga me generan, porque no termino de entender si es por falta de cariño y compañía, exceso de adrenalina, que no quieren estar en la casa, o que se toman muy en serio el "vive la vida como si fuera el último día" y quieren hacer todo, e incluir a todos en sus planes.

Por mi, ni se preocupen, me quedo tranquilo en el sillón, mirando como corre la tortuga y va a buscar el escarbadientes cada vez que se lo tiro, y sigo intentando agarrar una mosca con los palitos chinos.