La vecindad

Dicen que los vecinos son como lo mas cercano a uno, son como una familia extendida con la que vivís y que compartís lugares comunes, inclusive los terminas viendo más que a parte de tu familia, pero sinceramente prefiero con algunos de ellos ser un adoptado o mejor aún, un excluido familiar.

 

En la euforia de las redes sociales del siglo XXI, toda familia, o grupo de personas con “algo en común” tiene como ya sabemos un grupo de whatsapp. El “grupo de vecinos” no podía estar ajeno.

 

Ojo, a no confundir vecindad con cantidad, poniendo mi caso como ejemplo somos pocos, pero dicen que para muestra alcanza un botón y aunque tengas un solo vecino todo lo que se pueda leer acá calza justito, no tengo pruebas pero tampoco dudas. Sobrevivir la catarata de mensajes de los inquilinos, los propietarios, los familiares de, y las parejas de, es casi peor que intentar sobrevivir encerrado en una habitación con “el octavo pasajero” y un depredador. Llegan mensajes desde el que se queja por la hoja de una planta que se voló a la ventana, hasta que las luces no prenden, se ensució la vereda, o caminaron “extraños” por los techos. No traten de encontrar coherencia, porque donde uno arranque a quejarse de algo, tipo avalancha, empiezan todos a largar y aportar algún comentario.

 

Y lo anterior desde lo virtual....si pasamos a lo personal, a lo real, a la convivencia del día a día ya entramos en un plano subnormal, fantástico, salidos de una película de Tim Burton con puertas y personajes retorcidos; con la presencia de cuanta tribu urbana exista y puedan imaginar, murga joven, hippies comegranola, deportistas, fiesteros, perseguidos, chusmas, e indiferentes.

 

Como tratar de lograr un acuerdo entre todos nosotros es imposible, tuvimos la brillante idea de conformar y proclamar una comisión de vecinos, casi que un parlamento con representantes que se autoproclamaron para formar parte, ellos eligen, nosotros acatamos, el vecino mas viejo suele decirnos "a llorar al cuartito", el cocinero "ajo y agua", y yo suelo expresarme como el Mariscal y referente del mundillo deportivo largando un "es lo que hay valor's", de esa forma pongo sobre la mesa, el corredor, o el grupo la duda de si soy o no deportista.

 

En fin, nada muy diferente de las realidades que cualquiera de ustedes puede estar viviendo con algún vecino o grupo de vecinos que estén rodeando su casa, cual sitio a una ciudad medieval, pero con la diferencia de que uno no puede salir a defenderse como se defendían en esas épocas.

 

Se que me consideran el ermitaño, el raro, el amargo, no entienden lo que es vivir con un TDCH (Trastorno Disociativo de Cara y Humor), por eso prefiero encerrarme en mi casa, con reja, puerta, cerraduras varias, tener perro, tortuga, hamster, salir cada tanto a cortar las plantas que tengo en el metro de corredor frente a mi puerta, y apenas emitir sonidos guturales que lejos están de parecerse a palabras, así, cuando tienen que hablar conmigo por algún asunto lo piensan dos veces.

 


 

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